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Olor a hormiga de Júlia Peró
Nos preocupamos de aprender a lidiar con la juventud,pero nadie nos ha enseñado cómo cuidar la vejez.
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Olor a hormiga de Júlia Peró
Qué ímpetu, el de la juventud. Ese querer reivindicar. Ese querer cambiar las cosas, ese querer rascar la capa de pintura establecida ahí desde hace años. Esa necesidad de destacar, de no aceptar la naturaleza circular. Lo que le está pasando a una joven ya le ha pasado a otra mas vieja. Pero esa vieja vive ahora resignada, conoce la vida. Se entiende con ella y se desentiende de sus asuntos. Ya no tiene ganas de inmiscuirse.
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Olor a hormiga de Júlia Peró
Los hombres no requieren de una habitación propia porque ya tienen su espacio en la sociedad.
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Olor a hormiga de Júlia Peró
Supongo que es una de las pocas ventajas de ser mujer. Temblar sin vergüenza.
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Olor a hormiga de Júlia Peró
Estás viejas señoras amortizadas. Ya no le importan a la sociedad. El capitalismo las ha aprovechado tanto como podía. Han quedado obsoletas y el sistema espera paciente a que se apaguen del todo. Los bebés son una inversión; las viejas, un excedente.
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Olor a hormiga de Júlia Peró
Como si para estar sana necesitara estar delgada. O como si fuera una obligación moral o social estar delgada. O estar sana. Como si le debiera la forma de mi cuerpo o la de mi salud a alguien.
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Olor a hormiga de Júlia Peró
A la persona joven le gusta ver a la vieja como una figura sosegada, entrañable. Le gusta tratarla con un falso respeto:hablarle de usted, servirle la comida antes que al resto, pero mantenerla sentadita, quietecita encima de un pedestal que impide que sea considerada una persona corriente. La aleja de su pasado -la joven ya no se imagina a la vieja en su juventud, tiene la sensación de que siempre ha sido vieja-, y eso a su vez la infantiliza y le roba la autoridad
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Gregorio Samsa es un ...