Cuando me acerco a una lectura brillan mis gafas, mientras que la noche me llena de ojeras. Son la consecuencias de pasar horas y horas encerrado tras una historia de terror de esas en la que todo es posible. Ya ni recuerdo cuando empezó esa fascinación por lo oscuro, por la noche y por el miedo. Sé que Drácula me miraba con esos aquellos ojos ensangrentados mientras me defendía con unas sábanas que me cubrían el cuello. No sé si aquello sirvió de algo, porque desde entonces soy uno de sus esclavos de la noche.
Gafas y Ojeras terminó por convertirse en una hoguera en donde se cuentan historias de terror. Un canal de YouTube donde hablo de todas estas cosas que tanto me gustan y que siguen llenándome de noches de insomnio.