Puede que no estés hecho para mi del mismo modo en que yo estoy hecha para ti, pero pienso elegirte de todas formas, una y otra y otra vez.
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Puede que no estés hecho para mi del mismo modo en que yo estoy hecha para ti, pero pienso elegirte de todas formas, una y otra y otra vez.
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Los latidos del corazón son como las huellas dactilares: únicos, inconfundibles, la forma más sencilla de distinguir a las personas. (Pág. 42) |
Tú no eres ningún problema, Misery, sino un privilegio.
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Ella no es como él se imaginaba. Es más, en todos los aspectos.
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Algunas noches, cuando pasa por delante de su puerta, tiene que susurrarse a sí mismo: «No te pares».
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Tú no eres ningún problema, sino un privilegio
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Él y yo. Juntos. Algo absolutamente maravilloso que no debería haber tenido lugar.
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Tú no eres ningún problema. Misery, sino un privilegio
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Te deseaba más que a nada y, aun así, sentía que me tenías atrapado. Pero entonces empecé a pasar tiempo contigo. Empecé a conocerte y vi que me habías feliz. Me hacías mejor persona. Me hacías querer abrazar cada parte de mí mismo, incluso esas partes que creía haber dejado atrás.
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No sabes lo que se siente al encontrar a tu media naranja. Me conformaría con cualquier cosa que decidiera entregarme: una ínfima parte o todo su ser. Me conformaría con pasar una sola noche con ella, aunque fuera a perderla por la mañana, y me aferraría a ella de por vida. La aceptaría de todas las maneras posibles: sana, enferma, cansada, llena de energía o enfafada, y sería un puto privilegio. Aceptaría sus problemas, sus obsequios, sus cambios de humor, sus pasiones, sus bromas, su cuerpo... Aceptaría absolutamente todo lo que ella decidiera entregarme. |
¿Cuál es el órgano que trasplantan a Cora?