El cofre de Nadie

"El cofre de Nadie" es la nueva novela de Chiki Fabregat, con la que ha ganado el Premio SM Gran Angular 2021. Un premio más que merecido ya que la historia que esconde sus páginas es fascinante.

"El cofre de Nadie" está editado por SM, y es para un público juvenil, de 13 a 17 años. Pero es una historia que merece la pena que lean también los adultos. A pesar de ser para un público juvenil, la historia transmite un punto de madurez y respeto muy significativo.

Empecé a leer "El cofre de Nadie" sin saber bien qué iba a encontrar, y siendo sincera, también con algo de miedo, ya que la sinopsis no da muchas pistas. Pero la verdad es que desde el principio me ha cautivado.

Lo primero es destacar la manera que Chiki Fabregat tiene de narrar la historia. Es muy dulce, cercana y que consigue atraer al lector, algo muy importante para el público para el que está escrita. Además, durante toda la historia, "El cofre de Nadie" mantiene un punto de intriga muy llamativo. Además, la protagonista es una chica adolescente, con la que quizá los lectores, en algunos aspectos, se sientan reflejados.

"El cofre de Nadie" es una novela juvenil diferente. No es la típica historia de aventuras, aunque hay aventuras. Tampoco es la típica historia de fantasía, aunque hay un carácter de leyenda muy relevante. No es un thriller, pero tiene misterio. Es una mezcla de todo ello, y también de la realidad hoy en día de los jóvenes y de la familia.

Chiki Fabregat ha creado un personaje principal muy fuerte, Nadia.

Nadia es una chica adolescente, adoptada, que solo necesita a su padre, sus abuelos y su mejor amigo. Pero la vida de Nadia se tambalea cuando descubre que la historia de su adopción, la que su padre le ha contado, no es real. "El cofre de Nadie" gira entorno a ello, a esa verdad misteriosa, pero recoge además otros aspectos.

El lector con Nadia vivirá los cambios y el miedo a ellos. Miedo a que su familia deje de ser sólo de ella y de su padre. Nadia refleja la situación de muchos niños, de padres divorciados o que por diferentes causas se han criado con sólo un progenitor. Cuando una tercera persona empieza a aparecer por casa, y si además esa tercera persona trae a alguien más con ella, todo cambia. El lector irá pasando por todo ello junto a Nadia, sus pensamientos y sus sentimientos al respecto. Poco a poco, y de una manera natural y sana, Chiki Fabregat consigue, a través de Nadia, enseñar a superar ese miedo y a aceptar el cambio. El enfoque que le da, me ha gustado mucho.

Por otro lado, con Nadia y Erika tenemos varios puntos de vista. Por un lado, la amistad que crece entre ellas, en muchas ocasiones sin necesidad de hablar. Esa amistad sincera, de ayuda y aceptación. Una amistad que en pocas ocasiones se consigue, ya que va un paso más allá. Pero también algo muy a la orden del día: las redes sociales y las relaciones tóxicas.

Respecto a las redes sociales, llama la atención el alcance que tienen. Con sólo compartir una foto, alguien a quién no conoces de nada, llega hasta ti. Asusta, pero es así y muchas veces no nos damos cuenta, ni adultos, ni jóvenes. También tenemos el enfoque de aceptación a través de las redes sociales, de popularidad o influencer, muy a la orden del día.

Chiki Fabregat aporta dos enfoques para las relaciones tóxicas, la de amistad y la de pareja, ya que ambas lo pueden ser. A lo largo de la historia surgen distintas situaciones que lo reflejan, control sobre donde está la persona o qué hace, sobre con quién va, o buscar la manera de hacer daño a una tercera persona, para dañar de manera indirecta a otra. Una realidad que quizá los adolescentes no se den cuenta de ello, pero que Chiki Fabregat ha sabido enfocar para que lo detecten y lo aparten de su vida.

Me ha gustado la naturalidad con que Chiki Fabregat enfoca la relación de Erika y Lola, tal y como tiene que ser. Sin detalles, sin explicaciones, sin etiquetas, sin nada, ya que es una más de tantas, y así lo tendría que ver todo el mundo.

Cuando Erika propone hacer una fiesta en casa de Nadia, yo me esperaba la típica fiesta loca de adolescentes, tal y como se ve en las películas. Pero Chiki Fabregat ha preferido dar una vuelta a la fiesta, con música, bebida, pero con un ambiente tranquilo y sano. No es necesario romper nada, ni manchar, ni armar jaleo para pasarlo bien, y Erika y sus amigos lo demuestran.

He preferido dejar para el final lo que, desde mi punto de vista, es lo más importante: la búsqueda de la historia personal de cada uno. La familia y conocer la historia de ella, es parte nuestra. Seamos adoptados o no, no cambia. Nadia enseña la importancia de que preguntemos, de que investiguemos y lo aprendamos, ya que nosotros somos esa historia. Se puede pensar que conocer el pasado puede condicionar nuestro futuro, pero Nadia enseña que no es así, su presente y su futuro dependen de ella, no de su pasado, pero es importante conocer ese pasado, esa historia familiar.

"El cofre de Nadie" es una historia diferente, tierna y con un toque reivindicativo. Necesaria de leer.
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