—Bueno, lo cierto es que tienes un método peculiar para bautizar a los gatos. Como hiciste antes con Hachi.
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—Bueno, lo cierto es que tienes un método peculiar para bautizar a los gatos. Como hiciste antes con Hachi.
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Los gatos no nos ponemos sentimentales como los humanos. Pero, bien mirado, me parece que entiendo qué se siente.
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Vaya manera más facilona de bautizar al prójimo. Me preocupé un poco al pensar qué nombre me pondría.
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Y así comenzó nuestra nueva vida juntos, Satoru era el compañero de habitación perfecto para un gato y yo era el compañero de habitación perfecto para un humano.
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Nuestra furgoneta plateada es un coche mágico. Cada vez que me monto en ella me lleva a un lugar desconocido. |
Los gatos no nos ponemos sentimentales como los humanos. Pero, bien mirado, me parece que entiendo qué se siente. Cuando creía que todo estaba perdido, me acordé de ti. Me dije que si conseguía llegar hasta aquí, alguna solución encontraría. ¿No? Porqué tu me ayudarás, ¿verdad? |
Los seres humanos son básicamente monos enormes que caminan erguidos, pero pueden estar bastante llenos de sí mismos.
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A medida que contamos los recuerdos de un viaje, nos dirigimos hacia otro.
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"Sobre aquel arco iris que trazaba una curva perfecta sólidamente asentada sobre sus dos pies, aunque algo pálido… colgaba otro arco iris grande, muy grande, grandísimo. Satoru volvió a quedarse sin aliento. Y pensar que hemos visto cosas como estas en nuestro último viaje… Y pensar que tanto Satoru como yo hemos visto, por primera vez en nuestras vidas, estas cosas juntos. Ni Satoru ni yo olvidaremos jamás este arco iris. No olvidaremos jamás este arco iris que cuelga como si bendijera el fin de nuestro viaje. Permanecimos allí de pie, inmóviles, hasta que despejó por completo y el arco iris se acabó diluyendo en el cielo. Este será nuestro último viaje". "Por eso, aunque Satoru no pueda conservarme a su lado, yo no habré perdido nada. Habré ganado el nombre de Nana y mis cinco años de vida junto a él. Si no hubiera conocido a Satoru, jamás lo habría conseguido. Aun suponiendo que él muera antes que yo, pese a todo, seré más feliz habiendo encontrado a Satoru de lo que lo habría sido si no lo hubiera conocido. Porque yo siempre, siempre, recordaré los cinco años que he vivido a su lado. Siempre, siempre, llevaré el nombre de Nana, tan inadecuado para un gato macho. Los barrios donde creció Satoru y los campos de verdes arrozales susurrando al viento y el mar que alzaba un rugido pavoroso y el monte Fuji que se te venía encima y el cómodo televisor en forma de caja y Momo, la preciosa gata de mediana edad y el chulo e ingenuo Toramaru, de pelo atigrado y el blanco y gigantesco ferry cargando coches en la barriga y los perros que le agitaron la cola a Satoru en el cuarto de las mascotas y el lenguaraz gato chinchilla que me dijo good luck y la inmensa tierra de Hokkaido extendiéndose hasta el infinito y las vigorosas flores de color violeta y amarillo que florecían junto al camino y los campos de susuki tan parecidos al mar y los caballos que pacían en la hierba y los frutos bermellón de la acafresna y todos los matices del rojo de la acafresna que Satoru me mostró y los bosques de delicados abedules plateados y el cementerio claro y alegre y los ramos de flores con los colores del arco iris que dejamos en ofrenda y el trasero del ciervo con forma de blanco corazón … y el gran, gran, grandísimo arco iris que brotó del suelo trazando un doble arco: No los olvidaré mientras viva. Kosuke, Yoshimine, Sugi y Chikako… y, en especial, Noriko, que crio a Satoru hasta que fue mayor y con quien el destino me ha unido. Y siempre recordaré, también, a quienes rodean a Satoru". "Los barrios donde creció Satoru. Los campos de verdes arrozales susurrando al viento. El mar que alzaba un rugido pavoroso. El monte Fuji que se te venía encima. El cómodo televisor en forma de caja. Momo, la preciosa gata de mediana edad. El chulo e ingenuo Toramaru, de pelo atigrado. El blanco y gigantesco ferry cargando coches en la barriga. Los perros que le agitaron la cola a Satoru en el cuarto de las mascotas. El lenguaraz gato chinchilla que me dijo good luck. La inmensa tierra de Hokkaido extendiéndose hasta el infinito. Las vigorosas flores de color violeta y amarillo que florecían junto al camino. Los campos de susuki tan parecidos al mar. Los caballos que pacían en la hierba. Los frutos bermellón de la acafresna. Todos los matices del rojo de la acafresna que Satoru me enseñó. Los bosques de delicados abedules plateados. El cementerio claro y alegre. Los ramos de flores con los colores del arco iris que dejamos en ofrenda. El trasero del ciervo con forma de blanco corazón. … Y el gran, gran, grandísimo arco iris que brotó del suelo trazando un doble arco. Y, sobre todo, la sonrisa de quienes amamos". + Leer más |
¿Cuál es la profesión del narrador que encuentra el Principito en el desierto?