Continúo con esta serie de Lemire cuyos dos primeros tomos nos situaban en un lugar llamado Gideon falls donde parece haber un agujero espacio-temporal dentro de un granero negro en el que también habita el mal. Tras los dos tomos iniciales en los que se nos presentó la situación y a los personajes, el tercer tomo supone toda una declaración de intenciones en cuanto a lo que Lemire pretende contar con esta serie. En la primera parte seguimos al personaje del Padre Burke en busca del asesino de Gideon Falls en 1886. Su persecución le llevará a viajar en el tiempo a través del Granero Negro, aunque también descubrimos que, en un determinado momento, alguien creó una máquina que sirve para poder desplazarse temporalmente. ¿Fue el propio Padre Burke en otra época el que lo creó? Y si es así, ¿con qué fin? Por otra parte hay razones para creer que el asesino es Norton Sinclair, el hombre que estaba obsesionado con encontrar las partes del Granero Negro para reconstruirlo con ayuda de su psicoterapeuta Angie. En cuanto a la segunda parte del tercer tomo, recuperamos la perspectiva de Norton, que se adentró en el granero al final del segundo tomo, separándose de Angie. ¿Y dónde fue a parar? Pues al espacio-tiempo que se supone le corresponde en origen, en el que es Daniel, el hijo del científico que ahora se encuentra hospitalizado y hermano de la policía que no cree en las teorías de su padre sobre los viajes en el tiempo. Norton no recuerda su pasado de antes del orfanato, aunque ambos personajes le son familiares. En el cuarto tomo avanzamos aún más en la trama y nos encontramos con que el mal que habita en esa grieta abierta en el espacio/tiempo quiere tener a Norton, y para ello causará estragos en su entorno, primero introduciéndose en el cuerpo de su padre científico y matando a una enfermera y más tarde asumiendo la forma de otras dos personas que se dedican a arrasar con todo a su paso. Norton decide ofrecerse como reclamo para poder acabar con ese ente de sonrisa diabólica que habita en el granero…Por último, Angie y el Padre Wilfred continúan buscando a Norton a través del espacio/tiempo, y su peregrinaje les llevará hasta los Labradores, un grupo de conocedores de estas circunstancias que también planean acabar con el mal. La obra se mantiene a un nivel de interés altísimo en estos dos tomos, así que los dos siguientes (y últimos) no tardarán en caer. + Leer más |