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Calificación promedio: 5 (sobre 325 calificaciones)
/ENLACE A LA CAMPAÑA https://libros.com/crowdfunding/historias-de-un-agujero-negro/ LEE TAN SOLO UN RELATO, Y NO QUERRÁS DETENERTE AHÍ Historias de un agujero negro: Relatos cortos de luces y sombras es un fascinante libro de relatos cortos que se sumerge en la riqueza de la metáfora y sigue la tradición de Esopo y Oscar Wilde. Con más de veinte cuentos. La obra abarca una amplia gama de temas, desde la presencia de una figura femenina etérea, hasta la exploración de cuestiones profundas veladas bajo la apariencia de fábulas animadas. La colección se inicia como un regalo para una musa ausente, evocando la melancolía de Mario Benedetti al esperar que sus palabras nunca hayan sido leídas. Uno de los relatos nos introduce en la rutina de Belinda, quien encuentra consuelo en las mañanas observando su pequeño jardín. Este espacio, más que un simple patio, es un santuario lleno de césped, plantas cuidadas y un cerezo que, aunque ahora despojado de hojas y flores, simboliza la resiliencia tras las adversidades. La narrativa se enriquece con la presencia de pájaros vibrantes que pintan el paisaje con sus colores, pero entre ellos, destaca una figura gris y descolorida que se aparta del bullicio, revelando una dualidad intrigante. A través de estas historias, el autor teje un tapiz literario que explora las complejidades de la existencia, desde la búsqueda de la belleza en medio de la monotonía, hasta la confrontación con realidades crudas como el suicidio, el alcoholismo y la guerra. Con su habilidad para fusionar la fantasía con la realidad, Historias de un agujero negro: Relatos cortos de luces y sombras invita a los lectores a sumergirse en un mundo donde las metáforas y las moralejas revelan verdades universales de una manera única y cautivadora.
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Quién de nosotros de Mario Benedetti
Es cierto que el mundo rebosa de vulgares, pero no de vulgares que se reconozcan como tales.
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La tregua de Mario Benedetti
Porque murió es la palabra, murió es el derrumbe de la vida, murió viene de adentro, trae la verdadera respiración del dolor, murió es la desesperación, la nada frígida y total, el abismo sencillo, el abismo.
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La tregua de Mario Benedetti
Tal vez no me apartaría ni un milímetro de mi centro de sinceridad, si le dijera que lo que estoy buscando denodadamente es un acuerdo, una especie de convenio entre mi amor y su libertad.
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Primavera con una esquina rota de Mario Benedetti
Después de estos cinco años de invierno nadie me va a robar la primavera la primavera es como un espejo roto pero el mío tiene una esquina rota/ era inevitable no iba a conservarse enterito después de este quinquenio más bien nutrido/ pero aun con una esquina rota el espejo sirve la primavera sirve . |
La tregua de Mario Benedetti
... el tiempo corre, lo dejemos o no, el tiempo corre y la vuelve a ella cada día más apetecible, más madura, más fresca, más mujer, y en cambio a mí me amenaza cada día con volverme más achacoso, más gastado, menos valiente, menos vital...
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Andamios de Mario Benedetti
Por otra parte, hoy los padres les dan a sus chicos tanta autonomía que, aunque suene a paradoja, los hace sentirse esclavos de esa libertad. Están obligados a liberarse de cualquier cosa, no saben bien de qué. No hay nada a conquistar. Para qué trabajar si trabajan los veteranos. Para qué estudiar si cuando culminan la carrera no hay quien les dé trabajo. Nada justifica la frivolidad, pero debe reconocerse que en esa trama la frivolidad es una tentación.
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La tregua de Mario Benedetti
¿Qué he hecho de mi vida? es una pregunta que suena a Gardel o a Suplemento Femenino o artículo de Readers Digest
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La tregua de Mario Benedetti
Desde mañana hasta el día de mi muerte, el tiempo estará a mis órdenes. Después de tanta espera, esto es el ocio. ¿Qué haré con él?
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“La beso, a ella la beso, y no soy hipócrita. La beso como podría morderla, y a veces la muerdo, o comérmela y masticarla y digerirla. Porque hay una desesperada necesidad, casi diría una obligación, de marcar al otro, a la otra, aunque sea con los dientes, y aunque alguno de estos sea postizo. Dejar una marca propia es cosa de vida o muerte, o de muerte solamente, porque la intención subterránea es pasar la muerte, es seguir existiendo después del fin. Y a esos efectos tanto sirve la existencia de un hijo como la de una cicatriz. Después de todo, también el hijo es una cicatriz. Buena definición para proponer a la Academia. Hijo: cicatriz de amor.”