Décima entrega de la serie protagonizada por Erica Falck y Patrik Hedstrom, no me ha decepcionado, al contrario me ha enamorado completamente. Si en anteriores entregas, las historias mezclaban el presente con un pasado relativamente cercano, en este caso son tres las líneas temporales: el presente, pasado relativamente reciente y pasado lejano: el presente, con la desaparición de la pequeña Linnea el pasado reciente, con la desaparición de la pequeña Stella, con claras similitudes entre los dos casos el pasado lejano, con la historia de una viuda del siglo XVII que es acogida por compromiso en casa de su hermanastra, en la época de la caza de brujas. Pero es que además de las distintas tramas temporales, hay también distintas tramas en la época actual: la investigación del caso con su correspondiente vuelta al pasado, como ya nos tiene acostumbrados la autora la siempre presente trama personal de los protagonistas y su familia, aunque con menor protagonismo, lo que se agradece. Desde mi punto de vista, en alguno de los anteriores libros predominaba demasiado el drama personal. el rechazo al diferente, al que no se amolda al estereotipo, ya sea por razones de sexo, orientación social, ideas, etc. la xenofobia, en este caso contra refugiados sirios, en un tema de muy candente actualidad. Todo esto está desarrollado en las 680 páginas de este libro de una forma intensa, detallada pero sin aburrir, aunque reconozco que al principio me perdía con tanto nombre, pero la autora consigue crear una ambientación con tensión permanente que te atrapa hasta la última página. Me ha convencido de tal forma que estoy por opinar que es uno de los libros que más me han gustado de la serie. |