Dora no ha tenido una infancia fácil y, después de la muerte de su hermano, todo fue a pique, teniendo que ingresar en un orfanato. Ahora, ya adulta, trabaja como criada en la Universidad, pero no son buenos tiempos para su país/ciudad que se encuentra en plena guerra civil, con un gobierno provisional que no tiene la intención de solucionar nada. Los museos de la ciudad han sido abandonados desde el comienzo de la contienda y Dora busca la manera de poder dirigir el Museo de Investigación Psíquica, para el cual trabajaba su hermano y donde se desarrolla la magia, pero éste ha ardido y decide instalarse entonces en el Museo del Obrero que está justito al lado, lo consigue gracias a la ayuda de su 'novio' teniente. Otra de las tramas es la aparición de un barco fantasma que lleva como tripulación almas en pena y que, página a página, irá aumentando su plantilla... Además, los gatos son considerados por gran parte de la población como animales sagrados que hay que respetar; sin embargo, para otros serán criaturas del demonio. En la sinopsis, todo pintaba genial y estaba casi segura de que iba a ser una gran lectura. Soy muy fan de Stephen King y, hasta ahora, no había leído nada de sus hijos, no descarto volver a hacerlo, pero la experiencia no ha sido satisfactoria por muchos aspectos: incoherencias constantes; batiburrillo de personajes sin ton ni son que, muchas veces, no aportan nada y confunden más que aclaran; la fantasía y la magia, en general, brillan por su ausencia; y, sobre todo, que la lenta narración de hechos y los bruscos cambios de escenario llegaron a desconectarme por completo de la trama, aburriéndome en muchos momentos. + Leer más |