Fortunata y Jacinta

¿Cómo no hay una sola crítica de este gran clásico de la literatura española? ¿Será por el respeto que inspira? Pues allá voy.

MAGNIFICA, MAGISTRAL, MARAVILLOSA, INSUPERABLE....

Es un novelón decimonónico desde principio a fin, con su trasfondo histórico y político, con mucha crítica social, a la religión, a las clases altas, a la hipocresía, al trato a la mujer. Tiene grandes amores, grandes pasiones y grandes traiciones, su buena dosis de drama y sus muchas dosis de comedia, de humor del que te hace no solo sonreír, si no reír a carcajadas y sobre todo qué personajazos, tan queribles, tan de carne y hueso, tan fáciles de empatizar con ellos.

Qué humanidad destila toda la novela, con que comprensión y cariño trata don Benito a sus personajes, tanto a los principales como a los grandes secundarios, esa Papitos, o la gran doña Lupe, o la pobre Mauricia la dura, el sabio y bondadoso don Evaristo Feijoo del que se dice que tras él se esconde Galdós... todos tan bien perfilados y tan importantes o más que el trio protagonista.

Con que grandeza es capaz de trascribir el lenguaje castizo de las clases bajas, se nota que el autor se documentaba a pie de calle, empapándose de primera mano de las conversaciones de la gente, de sus tragedias y miserias, de sus alegrías y consuelos.

Es un retrato de toda una época, de la Madrid del siglo XIX, de sus modos y maneras, de sus calles y sus corralas.

Tan fácil y ligero de leer que se hace corto, comparable a cualquiera de los novelones coetáneos franceses o ingleses tan laureados y con el aliciente de que es muy nuestro, de que lo que se cuenta es tu historia, la de tus antepasados, que todo te toca muy de cerca.

No tengo más palabras para describir para mi una de las novelas de mi vida.