Cuando no queden más estrellas que contar de María Martínez
Me costó tan poco quererla que a veces creo que llegué al mundo con todo este amor dentro. Por ella. Para ella. Porque la quiero de todas las formas posibles. Por dentro. Por fuera. Por partes y completa. Tan fácil. Tan bonito. Tan de verdad que a veces siento miedo y me pregunto si este sentimiento durará para siempre. Si algún día tomaremos direcciones diferentes. Y ese miedo me mata. Hasta que miro hacia arriba y aparece. Un pequeño punto en el cielo. Luego, otro. Otro más. Después, miles. Millones de luces brillando en el universo. Y me calmo, porque ahí encuentro la respuesta: «Cuando no queden más estrellas que contar». |