Las carreras de Escorpio de Maggie Stiefvater
Pienso en Sean, a lomos de su caballo marino, montando a pelo, al borde del acantilado. En la familiaridad que demostraban el uno con el otro cuando me reuní con él en la playa para echarle un vistazo a la yegua uisce. Lo recuerdo de pie, sobre la roca ensangrentada, pronunciando su nombre y después el de Corr, como si fueran una sola cosa; como si un nombre fuera seguido indefectiblemente del otro. Recuerdo también las palabras que me dije: "el cielo, la arena, el mar y Corr" y siento rabia, porque sé que Corr pertenece a Sean mucho más que a Malvern.
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