El bar de las grandes esperanzas de J. R. Moehringer
Un viejo bebedor de bourbon me dijo una vez que la vida era siempre cuestión de montañas y de cuevas: montañas que debemos escalar y cuevas en las que escondernos cuando no somos capaces de enfrentarnos a nuestras montañas. Para mí, el bar fue las dos cosas: mi cueva más recóndita, mi montaña más peligrosa. Y sus hombres, aunque en el fondo fueran hombres de las cavernas, fueron mis sherpas.
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