La temeraria de Isabel San Sebastián
Los arrieros se hacían lenguas de sus disputas conyugales y amoríos pecaminosos, no eran pocos los magnates que se resistían a acatar su autoridad, reacios a inclinarse ante una dama, y en los mercados las comadres la criticaban por comportarse como un varón. En su presencia, no obstante, todos se hincaban de hinojos. Hipócritas!
|