Cartas a Poseidón: 251 de Cees Nooteboom
Cuando salgo de casa me transformo en el paseante solitario, ese personaje típicamente romántico de obligada aparición en las pinturas oscuras de finales del siglo XIX. ¿Qué piensa el paseante solitario? No lo sabemos ni tenemos por qué saberlo, pues eso le haría menos solitario.
|