Neimhaim. El azor y los cuervos de Aranzazu Serrano Lorenzo
Jörn le miró asombrado por aquella revelación. Sabía lo ocurrido en el norte, él mismo le había contado los prodigios de los Reyes Blancos. Pero no podía ni imaginar de lo que le estaba hablando. —Lo sabrás a su momento —le anticipó, antes de que preguntara—. Lo que ahora debes comprender es esto: es difícil que puedas igualar a tu madre en destreza, pero podías haber vencido. Jörn, no creíste en ti mismo, por eso fuiste derrotado. Tienes el alma apresada por cadenas que debes romper. Hertejänen te ayudará a quebrarlas. |