Fractura de Andrés Neuman
Tonta de mi, todavía tardé un poco en comprender (pero no perdonar) el motivo de sus vaivenes. Supongo que él tenía miedo de lastimarme hablando. Y de esperanzarme callando. No sé por qué buscamos explicaciones complicadas para problemas obvios. Tal como lo veo ahora, que tantos secretos han pasado por mi dormitorio, el verdadero problema no es la mentira en sí. Lo terrible es la cadena de ocultamientos, disimulos y omisiones que se necesitan para sostener la primera mentira. Todo eso que al final nos hace ver que no conocemos a nadie. Tampoco a nuestros íntimos (página 84)
|