El lagarto negro de Edogawa Rampo
Sobre el hombro izquierdo de la hermosa mujer se deslizaba un negrísimo lagarto. Se diría que reptaba, moviendo con paso inseguro sus patas provistas de ventosas al compás del balanceo de los hombros de la mujer. Daba la impresión de que se disponía a reptar de los hombros al cuello, del cuello a la barbilla, como si quisiera alcanzar los jugosos labios rojos de la dama, aunque lo cierto era que permanecía todo el tiempo contoneándose en su brazo. Era el tatuaje de un lagarto de apariencia increíblemente real.
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